Publicado por: Paúl Miguel Ortega González, en Jun 05, 2020
La adquisición por parte de los compradores de los coche eléctricos requiere que la red de recarga vinculada, la de oportunidad y la rápida, sea tan funcional como lo es la red de gasolineras de los vehículos de combustión.
La velocidad a la que se pueden recargar los vehículos eléctricos (VE) se está convirtiendo en un aspecto diferenciador en este mercado de rápido crecimient. Queda claro que la batería de un vehículo eléctrico es un proceso más lento que llenar el depósito de combustible para recorrer la misma distancia.
Tomando un vehículo eléctrico genérico con una capacidad de batería de 60 kWh, su recarga desde el cero al cien por cien, mediante un cable conectado a un enchufe de 13 A y 240 V, puede tardar unas veinte horas.
Literalmente, la palabra anglosajona Wallbox significa pared (wall) y caja (box). Básicamente son puntos de recarga para vehículos eléctricos y o híbridos que se anclan en la pared o en el suelo. En ellos podemos recargar las baterías de los vehículos y así utilizarlos para poder desplazarnos. Como vemos, funcionarían como una gasolinera. ¿Cómo funciona el Wallbox? En ambos extremos del cable encontramos conectores específicos para coches eléctricos, los cuales se alimentan por corriente alterna, tanto en modo monofásico como en modo trifásico.
A día de hoy, podemos encontrar puntos de recarga lentos, semirápidos o ultrarápidos. A parte de la rapidez de recarga de los Wallbox, existen otras diferencias que se pueden distinguir según los fabricantes: